Fotografía y fotoperiodismo

MENÚ PRINCIPAL

Nací en Toronto, ya hace algún tiempo, para ser más exactos, cuatro años antes de la Era Walkman. Siendo un niño toda la familia nos trasladamos a un pequeño, pintoresco, pero cerrado pueblo en medio del Pre-Pirineo español. Hacia el final de mi adolescencia tuve mi primera experiencia real con la fotografía, y de algún modo, conecté con ella y se convirtió en una parte de mi vida. Los principios fueron duros, trabajos para una revista local, para una tienda del pueblo y algún proyectillo editorial, todo ello un poco pequeño para ganarse la vida con ello.

Con 22 años, y cansado de batallar para no llegar a ningún lado, decidí emigrar a Holanda a ver si tenía mejor suerte. Pese a que no trabajé mucho como fotógrafo (tenía que sobrevivir haciendo currillos temporales), algo en el aire, y no creo que fuera precisamente el humo de la hierba, me dio un empujón a la inspiración que, sinceramente, me sorprendió. Pero no me gustaba mucho toda la lluvia que tenía que aguantar en aquel país, así que decidí hacer las maletas y dar la vuelta.

En España de nuevo, tuve mucha suerte de encontrar un trabajo en un periódico regional, no era un gran sueldo, pero me dejaba ir tirando. Pero sinceramente, yo lo que quería era probar suerte en Barcelona, una ciudad cosmopolita, donde parecía que todo se hacía a lo grande para un chaval de provincias. La oportunidad apareció un par de años más tarde cuando el periódico decidió expandirse y me propusieron trabajar para ellos como un free-lance. Pese a que la alegría no duró demasiado, fue suficiente como para que me terminara instalando allí para toda una década!

Barcelona, a pesar que puede ser una ciudad despiadada, como cualquier gran ciudad, fue allí donde aprendí la mayor parte de mi “savoir faire” en el oficio, gracias a haber podido trabajar con medios pequeños o internacionales, al igual que trabajos de cualquier calibre para clientes corporativos. Después de mi experiencia en Barcino (antiguo nombre romano de la ciudad), me mudé a Málaga por razones familiares, donde, por ahora, sigo viviendo.

En cuanto a la fotografía... ¿Qué puedo decir? Después de veinte años y alguno más dedicandome a esto, todavía disfruto apretando el botón. La experiencia o tal vez la edad, o la combinación de ambos, han cambiado mi percepción de la fotografía, eso es innegable. De joven  me parecía a aquellos fotógrafos que parecen vivir para el mejor equipo que uno se podía permitir y siempre estaba preparado para disparar a cualquier cosa, persona y en cualquier lugar. La fotografía era poco más que el hecho de hacer fotos y vivir la emoción que en un momento dado algún trabajillo que otro te podía dar.

Con los años, me he percatado de algo bastante más interesante, me sigue gustando la fotografía, obviamente, pero es más una cuestión de lo que vives, de lo que sientes cuando estás trabajando. Puede parecer un concepto abstracto, pero a través de la fotografía, he aprendido más que mediante cualquier tipo de estudio que haya realizado. Puede ser algo que está justo al lado de casa, o a miles de millas de distancia, no importa... pese a que reconozco que me atraen las “grandes aventuras”. Por eso me gustaría creer que soy un fotógrafo  en constante evolución, de dentro hacia fuera. Un fotógrafo que procura vivir y entender lo que está retratando e intenta plasmarlo de la mejor forma que sabe... en sus imágenes.